No olviden Aylan Kurdi

El jueves pasado cuando Turquía amenazó con la apertura de su frontera occidental con Grecia, Ankara no sólo señalaba a los 3,6 millones de refugiados del conflicto sirio ya presentes en Turquía, sino que también amenazó con el millón de personas que huyen del infierno de Idlib y que se están acumulando en la frontera turca.  En el fin de semana cumplió su amenaza.

El chantaje con los refugiados por parte de Recep Tayyip Erdogan sobre la Unión Europea (UE) supera la indecencia. Los refugiados que el presidente turco amenaza con desatar sobre Europa están huyendo de una guerra, la que se libra alrededor de Idlib, el último bastión rebelde en Siria, que él mismo está tratando de prolongar.

El mensaje es claro: Turquía está haciendo un fuerte movimiento para repetir el escenario de 2015, cuando un millón de personas desplazadas por la guerra civil siria cruzaron su territorio para cruzar las fronteras de la UE, desencadenando una crisis humanitaria en la Unión europea, amenazando la seguridad y desestabilizando la política, que por consiguiente sirvió como caldo de cultivo para la extrema derecha en toda Europa. No fue hasta marzo del año siguiente que se frenó con un cheque de 6000 millones de euros. Ahora el objetivo que tiene Ankara es renegociar el acuerdo de 2016 consiguiendo que se pague la nueva compensación por su gestión no a las ONG, sino a las autoridades turcas.

Las escenas de la policía griega que detienen a los refugiados con gases lacrimógenos, el acoso de algunos residentes de la isla de Lesbos contra los solicitantes de asilo, reflejan tanto la perversidad de la estrategia turca como la fragilidad de la UE, que se ha visto obligada a utilizar la fuerza en desafío de sus principios. Todo indica que la imagen de Aylan Kurdi, el niño sirio ahogado en la playa turca, se borró de la memoria de los europeos.

Esta tarde se reúnen Erdogan y Putin sin la presencia de la Unión europea que debe mostrar solidaridad política con Grecia y Bulgaria, tiene que enviar un mensaje de firmeza a Turquía para que detenga su juego entre la OTAN y Rusia asumiendo las consecuencias de su injustificable intervención militar en Siria. Por último y lo más importante es que la Unión Europea debe poner en valor el espíritu de su unión: la solidaridad. Ya no merecería su nombre si no tomara parte en la acogida de refugiados.

YOU MAY ALSO LIKE

La diversidad, ¿hablamos?

La gente quiere ver personas cercanas a nuestra realidad dictando nuestro día a día, no a señores o señoras funcionarios provincianos de toda la vida encerrados en su despacho-caparazón aplicando soluciones desde su pequeñísimo cobijo.

Día de África

Como bien dice un proverbio Suajili: “si no tapas los agujeros, tendrás que reconstruir las paredes”.

Deja una respuesta