Es bien sabido que el gigante asiático ejerce su poder diplomático a través de su reinventada “ruta de seda”, lobby de empresas y fondos de inversión en el exterior, comprando deuda pública estatal “caso España, Estados Unidos”, formando parte de accionariado en empresas, hasta llegar a inversiones directas en los países “caso África”.
Vivimos en un momento que nos recuerda la frase del General francés que pidió a Napoleón invadir China y la respuesta de éste “dejad que la China duerma, porqué cuando despierte temblará el mundo”. Y a buen seguro la peor parte se la va a llevar Inglaterra, porqué tienen una especial antipatía hacia los británicos por la dura historia que los une.
Este verano un altercado diplomático entre Londres y Pekín sobre las protestas de Hong Kong pasó desapercibido; su escalada fue tras las declaraciones del canciller británico, Jeremy Hunt, quien reiteró que habrá “consecuencia” si el Gobierno chino incumple los acuerdos. Unos meses antes China expresó su enfado por la presencia del buque de guerra británico HMS Albion cerca de una serie de islas en el Mar del Sur de China reclamadas por Beijing, alegando que se trataba de una provocación.
¿Y qué tiene que ver Tomas Cook con China? Pues, el accionista más estratégico que tenía era FOSUN “Fondo Chino” que entró en 2015 con una parte menor, aunque fue ampliando su posición de forma escalonada hasta llegar a ser el socio principal de la compañía. Este veranose dio a conocer los términos de un plan de recapitalización que supondrá una inversión total de 900 millones de libras (996 millones de euros). En el reparto de las cantidades aportadas se certificaba el interés de Fosun International, que aportaría la mitad, centrada en el negocio del tour operación, del que comprará así una participación del 75%. Todo bien hasta llegar al día 21 de septiembre en el despacho de abogados de Slaughter & May en el centro de Londres donde representantes de los accionistas y acreedores más importantes de Thomas Cook se reunían para decidir el futuro del mayorista turístico más antiguo del mundo. Allí el grupo turístico dirigido por el suizo Peter Fankhauser hizo una petición de última hora de 200 millones de libras (226 millones de euros) que provocó que Fosun se levantase de la mesa de negociación y dejasen caer al mayor grupo turístico británico. El resto de la historia ya se sabe .
Como dice el sabio chino Confucio, antes de embarcar en un viaje de venganza, cava dos tumbas. El sepulcro del gigante estratégico para el turismo inglés es solo un aviso para las concurrencias del dúo “Johnson- Trump” y un recordatorio de que China es el mayor tenedor soberano de deuda pública estadounidense: 112 billones en Bonos del tesoro.
