Un aplauso para los profesores

La crisis originada por el COVID-19 podría tener un profundo y largo impacto negativo en los niños y las niñas de todo el mundo, señaló Human Rights Watch, en un informe divulgado esta semana. Es probable que las consecuencias sean devastadoras, a pesar de que los niños y las niñas que contraen COVID-19 parecen tener síntomas menos severos y tasas de mortalidad inferiores a los de otros grupos etarios. Según el mismo informe, los niños y niñas en cuarentena registran niveles medios de trastorno de estrés postraumático (TEPT) 4 veces superiores a aquellos que no habían sido puestos en cuarentena. Los efectos negativos de la cuarentena son significativamente mayores si esta dura más de 10 días.

En Baleares, hemos pasado la fase 1 de desconfinamiento, esta semana estamos en la fase 2, y lo más seguro que la semana que viene entraremos en la fase 3. Pero si hay un colectivo que no pasa de fase y no se tiene en cuenta, el colectivo más vulnerable: “los niños y las niñas”. Aquí desde que cerraron los colegios en el mes de marzo, ya se insinuaba que las clases no volverían hasta septiembre, los profesores que estaban en excedencia, se apresuraron a retirarlas para asegurarse cobrar por no trabajar. Para las escuelas de verano, se pasan la pelota la Conselleria y los ayuntamientos, entre unos y otros: los niños y las niñas en casa y los profesores disfrutando de las terrazas que ya están abiertas.

Los países nórdicos y los centros europeos ordenaron abrir los colegios en las primeras fases “antes que los bares”. Son países preocupados por la salud mental de los niños, preocupados por su educación, ponen en valor la estabilidad emocional de los más pequeños. En España, el País Vasco, la comunidad con el mejor ranking del sistema educativo nacional, esta semana ha abierto los colegios, empezando la vuelta paulatina de los niños a las aulas.

El Govern aprobó esta semana la protección de 51.760 hectáreas de suelo rustico, una medida sin duda muy importante para la protección del territorio. Pero preguntó si no es tan importante también la protección de la población infantil que tiene las puertas de los colegios cerradas, los padres entre la espada de conciliar y la pared de cuidar a sus hijos. ¿Cuándo se le va a perder el miedo a unos lobbies que solo defienden el interés particular? ¿Cuándo estará la educación en el centro del interés colectivo? Mientras sigamos esperando una respuesta que jamás llegará, no esperen esta noche que nadie vaya a aplaudir a un colectivo que está llenando las terrazas.

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