¿La soberanía de Marruecos sobre el Sahara puede destrabar la situación en la zona?

Con casi 50 años de historia, la disputa en el Sahara representa uno de los más grandes conflictos internacionales irresueltos. Más de 270.000 kilómetros cuadrados enmarcan diferencias que han traído muchas luchas, tristezas, sueños rotos, años perdidos y desilusiones. Pero en las últimas semanas, el tema ha vuelto a ser tendencia debido a un hecho particular.

Trump reconoce la soberanía marroquí del Sahara Occidental 

Como es de esperar, el reconocimiento de Estados Unidos de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental tiene varias vertientes que vale la pena analizar.

La decisión de la administración Trump genera un efecto político, económico y social.

En lo político, destaca la ya longeva relación estratégica entre Estados Unidos y Marruecos.

Desde la Guerra Fría ambos países han permanecido cercanos.

Estados Unidos ha apoyado los diferentes intentos de Marruecos por buscar una solución a la disputa del Sahara Occidental. Lamentablemente, en la zona nunca se ha podido realizar un referéndum que defina el futuro del territorio. 

En 2018, Naciones Unidas promulgó la resolution 2440 (On extension of the mandate of the UN Mission for the Referendum in Western Sahara). En resumen, se proponía que la solución al conflicto en el Sahara pasa por la realización de un referéndum. La propuesta contó con el apoyo de casi todos los países miembros de la organización, excepto por Argelia, Sudáfrica y Cuba. 

Dado el estancamiento, la resolución de la administración Trump llega como una alternativa concreta para darle conclusión a tantos años de batallas legales a nivel internacional que no han llevado a ninguna parte. 

A la vez, la medida tiene un segundo componente no menos importante: Marruecos debe reconocer al Estado de Israel y los Acuerdos de Abraham. 

Los dos componentes de la decisión de Estados Unidos plantean un cambio profundo en la dinámica de la región. En lo económico, si la disputa sobre el Sahara llegase a una conclusión, Marruecos estaría capacitado para mirar hacia oriente medio, Israel, Estados Unidos, entre otros países. La firma de nuevos convenios con otros estados puede cambiar la geoeconomía en el Mediterráneo. 

En lo social, independientemente de las posturas, lo más lamentable de este conflicto son las generaciones perdidas que se encuentran en la zona; por eso, es momento de buscar una solución real para los jóvenes que viven en el Sahara, personas que necesitan tener su propia palabra en el tema y dejar de ser pasivos ante los distintos juegos políticos internacionales. 

Quizás la integración con Marruecos, ajustada a una división autonómica, igual como sucede en España, podría ser una alternativa viable. De cualquier forma, lo importante es que dejen de nacer generaciones perdidas, destinadas al sufrimiento, en la zona.

Las diferentes agentes en el tablero

Por un lado, existe un grupo de países que apoyan a los Polisarios y la independencia del Sahara y se oponen a la soberanía de Marruecos en la zona: Argelia, Sudáfrica y Cuba. 

Por otro, están los Estados que apoyan la postura marroquí, la mayoría de los países europeos, así como distintos países en América Latina, Asia y África. Perciben que la estabilidad de Marruecos es equivalente a una fuente de estabilidad en el Mediterráneo, lo cual se traduce a menores problemas de seguridad y mucha mayor colaboración comercial, militar y social. 

Finalmente, hay países que están en un vaivén, tal es el caso de Mauritania. Su postura ha coincidido tanto con la opción marroquí como la polisaria en distintas épocas. Lamentablemente esta indecisión suele aportar muy poco a la discusión, especialmente en una zona del mundo que necesita más que nunca entendimiento y claridad. 

Israel y Marruecos: la normalización de una relación antigua

Ambos países poseen una relación de siglos. En la época de Isabel la Católica, Marruecos dio refugio a muchos judíos expulsados de España. El trato con la comunidad judía siempre ha sido favorable. A su vez, la comunidad judía, especialmente la radicada en Estados Unidos, ve con buenos ojos y apoya a Marruecos. 

Asimismo, a nivel comercial, siempre han existido relaciones comerciales indirectas entre ambos países; hoy en día, estas relaciones podrán ser mucho más próximas, ágiles y beneficiosas. 

Cabe destacar, además, que la comunidad israelí de origen marroquí cada vez toma más fuerza. Como ejemplo, el gabinete que ha formado Joe Biden está compuesto en su mayoría por judíos y, de ese grupo, muchos de alguna forma tienen buena relación con marruecos. Por ejemplo, la secretaria de Tesoro, Janet Yellen; elsubdirector de la CIA, David Cohen; el secretario de Estado, Antony Blinken;elsecretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas; la secretaria de Inerior, Elizabeth Klein, o la directora Nacional de Inteligencia, Avril Haines.

Las opciones de Joe Biden

Existen muchas expectativas sobre las primeras decisiones que puede tomar Joe Biden, entre ellas las relacionadas con el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara. 

Cualquiera sea la postura que asuma, para la administración Biden será de mucha importancia las relaciones con Israel. Así se lo ha hecho saber Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, al ministro de defensa de Israel Benny Gantz. 

Para tal fin, tanto los Acuerdos de Abraham, impulsados por Trump, como las nuevas relaciones entre Marruecos e Israel, pueden representar una oportunidad muy interesante para la entrante administración en sus objetivos por preservar la estabilidad en la zona. 

De tal forma, es difícil imaginar un escenario donde Joe Biden pueda perjudicar las relaciones con Marruecos; y gran parte de las relaciones pasará por el tema del Sahara Occidental.

Las opciones de la ONU

La ONU sigue apostando por una “solución política y coordinada” al conflicto en el Sahara Occidental. Sin embargo, vale la pena preguntarse cuál será su determinación sobre la medida asumida por Estados Unidos. Asimismo, a modo de provocación, también es legítimo interrogarse: ¿Si la decisión no hubiese sido tomada por Trump, un presidente que incendió los puentes con muchas organizaciones internacionales, sino por Obama o Biden, la ONU hubiese mostrado un mayor apoyo? 

De cualquier forma, todo indica que la ONU deberá mostrarse más clara ante esta situación, puesto que el tablero está comenzando a cambiar rápidamente.  

Las opciones del frente Polisario

El frente Polisario sigue teniendo opciones. La más evidente puede ser la de sentarse a negociar con Marruecos. Sin embargo, el conflicto no se podrá resolver sin que una verdadera representación de los saharauis participe en el proceso. 

Los saharauis tienen derecho a decidir su futuro por sí mismos. 

Quizás casos como los de Taiwán o la misma Catalunya puedan arrojar luz sobre la disputa. De cualquier manera, será necesario crear una instancia donde los agentes puedan sentarse a conversar con honestidad y ganas de encontrar una salida.

El modelo de autonomía avanzada, como sucede en muchas zonas internacionales, puede ser una alternativa legítima para los saharauis que no quieran pertenecer a marruecos, es decir, que puedan contar con una autonomía constitucional en la que puedan ejercer sus derechos y obligaciones.

¿Y España?

La ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, Arancha González Laya, recomendó revivir el procedimiento de negociación. La posición de España frente al tema del Sahara sigue siendo muy cautelosa. Por ende, lo primero que debe hacer el Estado español es aclarar su postura. 

Las últimas declaraciones de la ministra son muy diplomáticas y van en concordancia con la línea del PSOE; no obstante, cada vez se hace más difícil para los países mantenerse al margen del conflicto. Francia está ejerciendo un papel muy claro y trascendental en la zona, por ejemplo. De aquí a que España le toque representar su papel y mostrar su voz.

Para muchos países resulta más conveniente alinearse bajo el paraguas de la ONU, lo cual es muy legítimo, pero, en este caso, al ser España un país tan cercano a la disputa es necesario que se sepa cuál es su posición. En ese sentido, está obligado a tomar partido antes de que sea tarde. No es descabellado que el día de mañana Paris inaugure una representación diplomática en Dakhla. En ese caso, ¿qué hará España?

Conclusiones

Para algunos especialistas, la decisión de Trump se parece más a un resultado que a una solución, se entiende que debe haber un proceso previo de negociación. No obstante, independientemente de la naturaleza de la medida, esta decisión está generando cambios evidentes en la zona y podría ayudar a destrabar la disputa. 

Para los países que buscan la independencia del Sahara, esta medida puede resultar un balde de agua fría, sin embargo, los saharauis tienen una oportunidad legítima en este momento para sentarse a negociar y hacer escuchar sus necesidades. 

Finalmente, esta decisión trae grandes cambios económicos. La apertura comercial entre Israel y los países árabes que han firmado los Acuerdos de Abraham y ahora Marruecos representa un avance muy significativo en la búsqueda de seguridad, estabilidad y nuevas oportunidades de negocios en una zona históricamente conflictiva. 

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