Calidad versus precio en el turismo actual: ¿El precio determina la calidad de la experiencia?

La tendencia actual de viajar a Turquía, un país eurasiático, debido a su accesibilidad a través de visas y precios bajos gracias al apoyo de su aerolínea nacional, contrasta notablemente con el alto costo de viajar dentro del continente africano, hacia destinos como Túnez o algunas islas paradisíacas cercanas.

En el sector turístico, la competitividad requiere un aumento significativo en la calidad y precios altamente competitivos. Es crucial no confundir los conceptos de calidad y lujo, que se diferencian en la gestión de la calidad. Mejorar la calidad y reducir los precios, en un contexto de competencia intensa, solo es posible con un esfuerzo considerable por parte de las empresas en la gestión de recursos y una sólida cooperación entre el sector público y privado para mantener altos estándares de servicio y preservación ambiental en los destinos turísticos. Esta tarea es particularmente difícil, donde la formación de recursos humanos juega un papel fundamental.

La globalización de los mercados turísticos, los costos en destinos emergentes y la reducción en los transportes han aumentado la competencia y las opciones de destino. La estrategia competitiva basada únicamente en el precio desencadena dinámicas difíciles de cambiar, donde una disminución de costos puede generar mayores volúmenes de negocios pero también consecuencias ambientales y sociales insostenibles. Los consumidores buscan ofertas diferenciadas y de mejor calidad, lo que hace que la excelencia en productos y servicios sea crucial para el éxito de las empresas y la competitividad.

Es importante tener en cuenta que el turismo tiene dos niveles de competencia: dentro de una zona turística y entre destinos turísticos. La competencia local distribuye la participación de mercado entre empresas según los servicios ofrecidos, pero una oferta poco transparente puede generar insatisfacción entre los turistas y afectar la percepción del destino en su conjunto. Por lo tanto, es crucial que la competencia local ofrezca servicios de calidad.

Sin embargo, la calidad no se limita únicamente a las empresas turísticas. El destino turístico también incluye servicios públicos, la actitud de los habitantes, los comercios, la infraestructura, etc. La insatisfacción con cualquier elemento del sistema turístico puede afectar la percepción general del destino. Aplicar una estrategia de calidad beneficia tanto a los turistas como a las empresas y al destino en su conjunto.

Apostar por el precio no debe comprometer la calidad, y mejorar la calidad no implica necesariamente un aumento de los precios. La verdadera pregunta es encontrar el equilibrio entre calidad y precio en viajes a destinos como Chefchaouen o Marrakech. En última instancia, la calidad de la experiencia turística es lo que realmente importa y debe ser el principal objetivo al planificar cualquier viaje.

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