Modi: un islamófobo en tu camino

India se convirtió en los últimos tiempos en la sexta economía mundial y la más rápida en crecimiento con un PIB que asciende a 2,3 billones de euros, el crecimiento económico del último año fue de un 6% gracias a las reformas estructurales y su posición mundial como segundo exportador agrícola después de china.

La creación de Pakistán como nuevo país en 1947 bifurcado de la India fue fundamentalmente por el conflicto religioso entre hinduistas y musulmanes, la minoría musulmana que permaneció en la India pudo vivir en harmonía por los esfuerzos de Gandhi y Nehru, quienes gobernaron el país desde su independencia de Gran Bretaña hasta 1964.

El pasado 11 de diciembre, el gobierno de la India aprobó una reforma legislativa que permitía a decenas de miles de inmigrantes procedentes de Afganistán, Bangladesh y Pakistán acceder a la nacionalidad india a pesar de que hayan entrado de forma ilegal en el país. Eso sí, con una condición: que no sean musulmanes. Teniendo en cuenta que el islam es la religión mayoritaria en esos tres países vecinos, la nueva norma asusta: ¡Es claramente segregacionista!; pero el partido del primer ministro Narendra Modi, el BJP, se defiende asegurando que lo que pretende es dar protección a minorías religiosas que huyen de esos países. Teniendo en cuenta los antecedentes de Narendra Modi en estos temas, no hay que sorprenderse. Estado de Estados Unidos negó durante años la entrada al actual mandatario indio debido a su responsabilidad cuando era ministro del estado de “Gujarat” por haber reprimido de manera brutal las protestas de la población musulmana en 2002, represión que dejó un saldo de un millar de muertos.

El partido BJP de Modi tiene una dialéctica sumamente hinduista y no es la primera medida que apunta a favorecer a este grupo religioso. En India alrededor del 14% profesa la religión islámica, con lo cual estamos hablando de más de 130 millones de personas que se sienten perjudicados por las leyes de Modi. Anteriormente ya pasó con la prohibición del sacrificio de las vacas por parte de la población musulmana. Las protestas contra esta medida dejaron miles de muertos y nunca se reconciliaron las partes y ni se asumió la culpabilidad.

El discurso populista que recorre el mundo desde la Casa Blanca hasta Westminster y desde Brasilia hasta Roma, ha encontrado en Nueva Delhi un caldo de cultivo muy importante y se está aprovechando de la mejora de la economía para construir un muro de discriminación hacia una minoría religiosa.

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